El mercado del aceite: Febrero de 2024

Informe Sobre el Mercado Europeo del Aceite de Oliva - Febrero de 2024


La evolución observada durante el mes de enero en España, epicentro mundial de la producción de aceite de oliva, ha marcado la pauta para el análisis del mercado en los próximos meses. Se hizo más explícito el movimiento de varios factores que están detrás de las tendencias del sector, lo que ayudará a cambiar el clima en España y en todo el mundo. Los resultados que influyeron fuertemente en la disponibilidad de producto nacional procedieron del consumo, la cosecha y las condiciones meteorológicas.


Consumo

En esta ocasión, el consumo debe ser el primer punto de debate en el mercado español del aceite de oliva, desbancando a los resultados de la producción del primer puesto de la agenda.

La semana pasada, mostramos algunas proyecciones desalentadoras sobre las existencias finales de esta campaña en la UE. Sin embargo, tras la reciente publicación de datos de AICA sobre los niveles de producción y consumo de enero, estos volúmenes previstos han disminuido aún más. Más concretamente, se ha registrado un consumo récord (tanto nacional como a través de las exportaciones) de 83.940 toneladas en enero, lo que supone un asombroso 49,88% más que en enero de 2023 y un 26,83% más que los niveles de consumo de diciembre. Esto sitúa el listón del consumo medio mensual en 2024 en niveles muy superiores a las 68.627 toneladas del año pasado.

Cosecha

Las previsiones sobre los resultados de la producción han fluctuado mucho últimamente. En lo que respecta a España, se han realizado numerosas correcciones, en su mayoría revisando al alza las estimaciones. En enero, la producción de aceite de oliva alcanzó las 185.353 toneladas, lo que supone un total cosechado de 774.653 toneladas esta campaña a 31 de enero. En consecuencia, la extraordinaria producción marginal de febrero llevará sin duda a que los volúmenes finales de la campaña superen la frontera de las 800.000 toneladas.

Condiciones Meteorológicas

El tiempo fue algo errático en enero, pasando de lluvias beneficiosas a temperaturas veraniegas en un abrir y cerrar de ojos. Afortunadamente, febrero empezó bien, con 60-70 litros de lluvia por metro cuadrado, y las previsiones para el resto del mes son optimistas. Los niveles de precipitación necesarios para resolver la sequía existente han descendido a 250 litros por metro cuadrado, un 37,5% menos que los niveles equivalentes de enero y diciembre, pero siguen constituyendo una cantidad razonable de lluvia necesaria.

El estado actual de los embalses de agua en España se muestra con detalle en el siguiente gráfico:

Así pues, nuestras preocupaciones sobre la integridad de los olivares durante la importante temporada de floración han remitido; las condiciones actuales y las estimaciones se han orientado hacia una buena floración en mayo y una mejor cosecha en la próxima campaña.

No obstante se espera que hasta el verano los factores tras los precios sigan como hasta ahora y, por lo tanto, se espera que los precios se mantengan altos, lo que podría tentar a la oferta a retirarse del mercado y llevar la disponibilidad a niveles deficientes. Esta táctica les ayudaría a maximizar sus beneficios a corto plazo apostando por subidas de precios antes de que comience la temporada de cosecha el año que viene.

Nuestra visión

La producción de enero fue superior a lo previsto y se están sentando las bases para el suministro de la próxima temporada bajo buenos augurios. Sin embargo, esta evolución positiva es insuficiente para proporcionar cantidades lo suficientemente elevadas como para garantizar un buen comienzo de la próxima campaña. Con una disponibilidad actual de 735.429 toneladas (y si el consumo sigue al mismo ritmo) habría un remanente de unas 70.000 toneladas.

Décadas de experiencia en el mercado han demostrado que un remanente inferior a 200.000 toneladas es técnicamente imposible; con un remanente mínimo viable de 200.00 toneladas, es posible un consumo mensual máximo de 66.900 toneladas durante los ocho meses que quedan hasta el inicio de la próxima campaña. Esto significa que si el consumo no disminuye drásticamente, no habrá suficiente aceite para terminar la campaña. Esta posibilidad pondría fuera de su zona de confort a un ya turbulento sector.

El resultado viene determinado únicamente por la interacción entre los poderes del mercado, que escapa al control de los operadores individuales. Lo único que podemos hacer es observar relación de una mayor producción frente a un mayor consumo como el factor más relevante en la disponibilidad del producto.

 


El 31 de enero finalizó la cosecha de aceite de oliva en Grecia, lo que significa el comienzo de una temporada de constantes descensos en la disponibilidad. La campaña 2023/24 se perfila como un reto, dejando a los productores lidiando con las secuelas de unos rendimientos reducidos.

A pesar de la tendencia negativa garantizada en la disponibilidad nacional de aceite de oliva a partir de ahora, los productores de Grecia ya han mostrado una notable reticencia a la hora de promocionar sus productos a lo largo de la cadena de valor. Esta reticencia se debe al objetivo de conseguir precios más altos para sus productos, ya que este tipo de iniciativas suelen prosperar en circunstancias inciertas y con una oferta en constante descenso.

La combinación de una oferta reducida y una demanda sostenida de los consumidores crea una situación en la que el mercado está a punto de sufrir un déficit de oferta durante un periodo prolongado. Como ya se ha explicado, esto se debe a que los niveles de consumo mundial han aumentado en relación con las existencias disponibles.

 

 

 

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